
Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las
grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio
hasta la llaga azul del corazón.
A.Gamoneda
Es el día en el que los perros dormitan.
Las sombras se alargan en las fachadas
y en un cuarto puede sembrarse el dolor
a la vez que en las nubes se eriza el viento.
Hay demasiadas palabras en tu cuerpo,
preguntas que mis manos no conocen,
porque tú, sabes de lo cierto y lo seguro,
lo que alimenta entre dos panes
una boca hambrienta,
y yo, sólo puedo deshacer
el azul turquesa de tus venas,
buscando en las llagas de tu sangre
mi nombre oculto por tu voz humedecida.
Las hélices giran encima de nosotros
y su silencio sordo atruena las caricias
en un viaje en el que encontrarnos
hizo del camarote el signo preciso de la vida.
Espera, no te tardes en servirme,
deja de ser el guión perfecto de la gran mujer,
hermosa y hembra con tus manos crecidas en mi cuerpo,
este instante fugaz en que te miro,
y veo parte de la selva sagrada de tu alma,
retruena en mi memoria,
borra todos los últimos siglos,
porque existo en ti,
me disuelvo en ti,
muero en ti.
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